El Courel ha sabido conservar como ninguna zona en Galicia un paisaje intacto y unas poblaciones rurales vivas. La pisa de la castaña de Froxán, el museo de Xan de Vilar o la fiesta de los tojos de Vilamor en el interior de las cuadras son solo una pequeña parte del enorme legado de costumbres y oficios que todavía perviven en algún lugar de Galicia, porque si, “haberlas, hailas”.
Alejado de las grandes capitales, la sierra del Courel, se extiende en la provincia de Lugo desde Quiroga a Pedrafita do Cebreiro. Esta última localidad es la más conocida de la zona por ser la entrada natural del Camino de Santiago francés y por sus características “pallozas” con tejados de paja.
Pero de todos los valles gallegos por descubrir y que el otoño tiñe de mil colores, el Courel es la joya etnógráfica de la provincia y quizás de toda Galicia. Y es que aquí los usos y costumbres han permanecido durante siglos intactos, el paisaje esculpido por sus habitantes y los pueblos salvados del “bum” inmobiliario para bien o para mal han convertido al valle del rio Lor en un lugar donde viajar en el tiempo hasta un pasado que resulta al mismo tiempo familiar y extraño.
En el Courel todo tiene otro ritmo, el de los cultivos, el de las estaciones, pero sobre todo el del fruto de los “castiñeiros” (castaños) y es que hoy en día la comarca sigue como antaño viviendo en buena parte de la recogida y manipulación de las castaña. Si el viajero es de bota y bastón y está dispuesto a seguir el paso tranquilo de la naturaleza aquí encontrará, durante la primera semana de diciembre la fiesta de interés cultural del pisado de la castaña de Froxán.
En las laderas del Pia Páxaro (techo del Courel con 1.616 m) además de los bellísimos pueblos de Vilamor, Froxán o Vilar que recorre esta ruta, se apiñan sobre terrazas los “soutos” (bosques de castaños) centenarios que sus habitantes miman como el más preciado tesoro.
ITINERARIO:
La ruta puede comenzar en Valdomir donde dejaremos el coche una vez pasado el puente sobre el Lor, pero también lo puede hacer desde Vilamor evitando unos tres kilómetros de carretera.
La localidad de Vilamor está situado al 600 m sobre el nivel del mar y es la cabeza del municipio. Cuenta con varias casas rurales y un restaurante muy recomendable donde conviene reservar.
El pequeño núcleo de casas que se apiña sobre una loma en la vertiente derecha del rio Lor ofrece un buen conservado centro con casas tradicionales y que hará las delicias de los amantes de la arquitectura tradicional.
El sendero cruza la carretera en dirección al rio y baja hasta este por un sendero lleno de hojas de castaño y roble sobre lajas de pizarra. Resbaladizas según la época del año y seguro en otoño. Al llegar, un puente de madera nos deja del otro lado del Lor y comenzamos a subir hacia Vilar entre bosques de castaños centenarios que ofrecen uno de los momentos apoteósicos de la ruta.
El núcleo de Vilar está a 2 km del anterior, 550 m sobre el mar y es el más pequeño de los tres que vista la ruta. Aunque prácticamente deshabitado, Xan de Vilar todavía nos venderá miel y nos abrirá su museo etnográfico que recoge una gran cantidad de utensilios de otra época. Objetos para medir y pesar, recipientes, útiles para el campo, la vendimia, la pisa de la castaña, para el ganado y tantos otros usos tradicionales que nos harán viajar al pasado reciente.
Se abandona el pueblo de Vilar también por bosques de castaños pasando frente al palco de la fiesta. El camino en este punto recorre un promontorio sobre el rio hasta la ermita de San Roque y posteriormente hasta el Castro Grande, estupendo mirador de toda la ruta y del rio Lor que en este punto forma un meandro y se retuerce para pasar entre las laderas.
Retrocediendo unos pocos metros hasta la ermita el camino continua primero bajando por un sendero muy evidente y empinado y al cruzar el Lor asciende suavemente hasta el último de los pueblos que visitaremos, Froxán, a 450 m sobre el mar y unos 3 km y medio después de haber salido de Vilar.
La localidad acoge la fiesta de la “pisa de la castaña” en las primeras semanas de diciembre y es el epicentro de las tradiciones que tienen que ver con el producto estrella del Courel Froxán aparece casi de repente entre los árboles de ribera teñidos de colores ocres y amarillos. Si a ello se suma que se ha beneficiado de cuantiosos fondos para su restauración, el pueblo actual presenta un aspecto impecable: Una belleza.
El lavadero en la plaza del pueblo nos servirá de punto de referencia para tomar el camino de regreso a Vilamor. La opción que te propongo cruza la carretera y tomar una “corredoira” (camino rural entre muros de piedra) para evitar el asfalto. A cambio, se deberá asumir un modesto desnivel a mayores. Este último tramo es el más largo y ocupa algo más de 5 km pero transitan por un camino forestal cómodo que nos obsequiará con una hermosa panorámica del pueblo de Vilamor.
FICHA TÉCNICA
Como llegar: Por la N-120 a la altura de Quiroga se toma en dirección a Folgoso do Courel (21 km) pasando el Alto do Boi. Justo en el pueblo de Folgoso tomas la carretera hacia el río en dirección Vilamor – Valdomir. En cualquiera de estos dos puntos puede comenzar la ruta.
Dificultad: Fácil
Denivel: 600 m acumulados
Longitud: 11 km
Tiempo: 3 horas 30 minutos
Cartografía: IGN 156 IV. La Xunta y el Ayuntamiento de Folgoso cuentan con cartografía propia suficiente para esta ruta.
Más información: www.serradocourel.es
Otros puntos de Interés: La devesa da Rogueira es una joya botánica Gallega (Desde la localidad de Moreda). También es interesante el conjunto arquitectónico de Pedrafita do Cebreiro.